Viajar
en tren de Santiago a Puerto Montt siempre fue una aventura, un deleite. Pero había
un problema, el viaje demoraba algo de 20 horas. Casi un día por las entrañas serpenteadas
del alma de Chile hacia el sur.
El poeta
Nicanor Parra tenía una solución. Le oí decir, de eso estoy seguro. No
tengo sus palabras impresas para demostrarlo fehaciente. Ojalá las hubiera soñado; habría sido un sueño ideal. Pero sí se lo oí, una grabación lo testimonia.
Parra
aseguraba que se podía viajar instantáneamente a Puerto Montt. Para tal tarea
había que poner la locomotora en esa ciudad y el último carro en la Estación
Central. Así, poniendo el pie en el coche de la Estación Central, ya se estaba
en el destino. Para bajarse solamente había que trasladarse de un carro a otro
y ya.
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