jueves, 4 de marzo de 2010

La costa y sus fantasmas: Y no estábamos comunicados, menos informados


No, no lo estábamos y lo que es peor nunca lo estuvimos. De verdad nunca se conoció la costa que se desata entre Navidad y Coliumo. Le suena?

Navidad, la localidad que da a conocer la primera mesa escrutada el 4 de septiembre de 1970 y que dio ganador a Salvador Allende. Coliumo fue la caleta de pescadores que me recomendó el poeta Alfonso Alcalde para ir a vivir, allí se colgó hasta morir, pero con sus propias manos. Buen chacolí para beber y exquisito pescado para comer, me dijo y partió.

¿Estaba usted al tanto?

Y para que hablar de Constitución, yo estuve en esas tierras. Obligué a mi familia a veranear ahí porque el tren de Talca a Constitución cumplía 100 años y era la última existencia de un ramal ferroviario en Chile. Bueno, me gustan los trenes. Para el Chile moderno, lleno de comunicaciones eso era una rareza, había que disfrutarlo.

Claro, no era el balneario de antaño, la papelera consumió el aire puro. La roca en la playa, que asemeja una iglesia, estaba llena de excremento. Ya el Cardenal Raúl Silva Henríquez, nacido en estas tierras, había muerto y, la casa de veraneo de Enrique Meiggs estaba a mal traer, hace tiempo que había dejado de construir los primeros ferrocarriles para Chile.

En la pensión que nos hospedó, mis hijas detectaron un ratón y querían devolverse a Santiago. En el mercado compré una botella con ají molido que se me cayó de las manos y un cuchillo con mango de cacho de buey para abrir melones, que luego se me perdió.

Por la tarde subí al cerro Mutrún y, ahí me enteré de que el Pacífico también se extiende hasta ahí, pero gris, casi como una vida apagada llegaba hasta estos lugares. Tenía la inmensidad de las cosas que más quieren decir algo que exponerse para que la contemplen. Pero inmenso, muy extenso.

Y a las orillas del río Maule, frente a una isla arbolada, pero de frío aspecto, estaba un profesor de matemáticas que durante el verano maulino hacía de botero y llevaba a los visitante a dar una vuelta por el puente cardenal Raúl Silva Henríquez. Así ganaba el pan estival.

Hoy, ni Coliumo ni Constitución existen como antes. Menos los pueblos y caletas intermedios. El terremoto y luego el maremoto se los llevó. Y claro, querían decir algo y usted no lo escuchó.

Menos se comunicó y para que decir si se informó.

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