sábado, 3 de octubre de 2009

La Libertad cerrada, a una cuadra de Esperanza


Se negaron a inaugurarla. La estación del metro Libertad quedó en penumbras con su andén trazado, las escaleras que suben y bajan al marasmo; ahí quedaron. La puerta de acceso luce encadenada y los jardines que delimitan su plaza; verdes, muy verdes.

A una cuadra al sur de la Plaza Yungay, en Catedral con Libertad. Una cuadra al oriente de Esperanza, en el centro de Santiago Poniente. Entre antiguas y modernas construcciones yace empecinada la Libertad que no se quiso que fuera tal. En un barrio con vida propia, con historia hecha y por hacerse. Hasta los peruanos han varado en sus casonas en busca del buen recaudo.

Los vecinos del Barrio Yungay, han realizado peticiones al Metro de habilitar la estación Libertad.

La infraestructura se ubica entre las estaciones Cumming y Quinta Normal, y está construida desde el año 2004, pero no se encuentra habilitada.
Cansados de la falta de micros en el sector, los vecinos llegaron hasta la estación, en la esquina de Catedral con Libertad, con gritos y pancartas pidiendo “Libertad, Libertad”.

"Me parece una estupidez que hagan una estación de Metro completa y después no la abran, molestan a los vecinos día y noche durante harto tiempo con la construcción y después no abren la estación, es ridículo", agregó una vecina.

Según señalaron los manifestantes, Metro les aseguró que mantener la estación abierta es poco rentable y esto, además, les implicaría invertir en un nuevo tren.
Pero de acuerdo a lo explicado por el vocero de los pobladores del Barrio Yungay, Alejandro Valenzuela, el estudio en que se basan esos argumentos fue mal aplicado contiene datos falsos.

Cuando la empresa Metro diseñó las estaciones de la continuación la línea 5, tiene que haber encontrado alguna potencialidad en el sector que justificaba la construcción de esta estación. Sin embargo, posteriores cálculos determinaron que sólo hoy moren macetas con arbustos y palmeras como centinelas de la tan ansiada Libertad.

Qué no era viable, qué no se financiaría y todas las demás explicaciones que tiene el mercado, cuando los cálculos son sobrepasados por pesos más.

Y ahí quedó instalada una plaza que casi es plaza. Hoy es casi un monumento a lo que se contempla, pero no se lleva a cabo. Es un casi-casi que nos juega tanto a nuestro favor.

Un decorado demasiado ordenado con sus macetas uniformadas y una reja que impide el disfrute del cobijo o la estulticia presente en las tardes veraniegas. No dio ni para plaza. Ni para ocultar la estación Libertad. Sólo un mal aprovechado espacio que deja descubierto nuestro eterno casi-casi.

Y si en Estados Unidos, dicen que, la Libertad es una estatua; en Chile es una plaza enrejada.

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