"LA DANZA ES MÚSICA QUE SE ESCUCHA CON LOS OJOS DEL ALMA"
Durante 7 años vivió en la Sudáfrica del apartheid y como se podría suponer aprendería de los movimientos corporales de los negros, sinuosos y perfectos, sin embargo asegura que “no existe raza que esté más preparada que otra para expresarse con el cuerpo, todos lo podemos hacer, sólo hay que tener una visión universal del movimiento y una gran pasión para ello”.
Edgardo Hartley fue primer bailarín y figura del ballet del ballet nacional. Ha sido estrella de varias compañías fuera y dentro de Chile y termina su carrera siendo el más notable bailarín “de carácter” de la “scene” nacional. En 1996 toma la dirección del Ballet de Santiago. Es desde el 2004, director de la escuela de Danza y Coreografía de la universidad Uniacc. Así, hoy está dedicado a la docencia.
Sentado en su sillón de cuero negro danza con sus dedos entrelazados, juguetea con sus pulgares, yergue su cuello que parece desprenderse de su cuerpo de bailarín de 62 años. Su cabeza como un ave picotea el espacio en busca del tiempo de bailarín. Rodeado por las figuras de los premios Apes, Altazor, Ernets Uthoff del Norteamericano de Cultura y un afiche que muestra la función de Rosalinda, de Ronald Hynd, que interpretó junto a Tamara Toumanova.
Hartley no deja de anticipar sus movimientos.
Es como un espejo para los danzantes “novos”, sólido en materia de metodologías y hábil en su adecuación del estilo de una escuela de expresión moderna que desarrolla destrezas artístico-corporales en danza moderna, jazz, tap, teatro-danza, danza experimental y coreografías.
Los hitos para el ballet nacional
Un banco en pleno Paseo Ahumada con Bombero Ossa es lo que queda hoy del primer escenario de ballet en Chile. Allí se ubicaba el Teatro Principal, donde para fascinación de los santiaguinos de la época se presentó, en 1850, la primera compañía de danzas que vino al país.
Por fin, entrando al siglo XX, Chile fue testigo del desarrollo y evolución de la danza. El estallido de la guerra en el viejo mundo provocó un éxodo de talentos que trajo beneficios indudables para nuestro país. El primer hito lo constituyó, en este sentido, la visita del ballet de la famosa bailarina rusa Anna Pavlova, en 1917. Su paso no sólo dejó un enorme entusiasmo en la juventud adinerada; también significó un gran aporte para la danza en el país: el bailarín Jan Kaweski se radicó en Santiago, siendo el primer profesor de ballet dedicado a formar intérpretes. Lo propio hizo su pareja, la anglo-americana Doreen Young, que se instaló en Viña del Mar para difundir las nuevas tendencias. Hacia 1930, el terreno estaba abierto para la llegada de los más importantes personajes extranjeros de la danza nacional: el Ballet de Kart Jooss, con sus figuras Ernst Uthoff, Lola Botka y Rudolph Pescht. Estos tres bailarines en 1942 se radicaron en Santiago y crean la Escuela de Baile con el respaldo de la Universidad de Chile. Enseñaron con la perspectiva del expresionismo alemán. Luego forman el primer conjunto estable nacional, el Ballet Nacional Chileno, en 1945. Traían una visión nueva de la danza, alejada de los patrones clásicos.
Con ellos comenzó la Danza Moderna en Chile. Fueron los formadores de la primera generación de coreógrafos y bailarines nacidos en estas tierras, y, en algún sentido, fueron incluso los precursores de la danza independiente contemporánea.
Su madre y los primeros pasos
A los 13 años, Edgardo Hartley, ya se rodeaba del ambiente del ballet, su madre era bailarina y lo llevaba a todas las representaciones. Fue en Perú cuando vive todo el proceso de la preparación de una actuación y siente el final coronado por el aplauso y la emoción de la obra completa, como un producto terminado. La magia se apoderó de él y decide ser bailarín.
De su madre hereda las condiciones físicas para la danza y fue ella quien lo llevó frente al maestro Uthoff. Hartley cuenta ese instante e imita a Uthoff con el acento alemán que tenía, ”oh… tú tienes condiciones para la danza… y mira ese pie… oh, y ese oído musical… tú tienes que ser bailarín”.
Reconoce al maestro Uthoff como la tierra fértil y su madre la semilla.
- Ernest Uthoff no tan sólo es importante en su vida, sino que parece ser el gran hito para el ballet en Chile, ¿eso también quiere decir que el expresionismo alemán se apodera del ballet nacional que hasta la fecha se manifiesta?
“Cuando llegó Uthoff, le llamó la atención que este fuera un país tan adicto al ballet clásico y no hubiera una compañía. Todo este gusto fue desarrollado por las constantes giras de compañías extranjeras por América del sur. Así él forma una compañía, no era una compañía clásica. Él puso en marcha el expresionismo alemán, en el fundamento, en la base, ésta era una compañía tradicional. Fue la primera compañía profesional de Chile, pero dentro de la línea de lo moderno, con un corte netamente moderno de lo que era el expresionismo alemán. Los bailarines usaban el trabajo de punta, pero las coreografías eran de estilo moderno”.
El carácter y sus roles
Yolanda Montecinos, periodista, crítica de arte y espectáculo lo destaca como el mejor bailarín de carácter. Él habla con cariño de ella y le llama “mi tía Yolanda”. Hartley interpreta en forma sobresaliente a las hermanastras de la Cenicienta y otros roles femeninos. Aprovecha para explicar esa tarea necesaria en su carrera.
- El rol de carácter que a usted se le asignó y que logra buenos dividendos ¿es una condición natural, puramente histriónica y es parte de su personalidad?
“Terminé mi carrera como bailarín de carácter. Es la secuencia propia de la carrera de un bailarín. Uno comienza como un cuerpo de baile, después gracias al trabajo y al mérito pasa a ser solista. Y en base a eso mismo pasa a ser de primera línea y de ahí en adelante es responsabilidad de uno de seguir creciendo y después debido a los años y por una cuestión de decaimiento físico natural uno empieza a dictar clase a hacer una coreografía o a dirigir una compañía dependiendo las capacidades y dones que uno recibe. Es una consecuencia más o menos lógica, dentro de la primera fase de terminar como bailarín y debido a este agotamiento físico natural uno empieza a asimilar roles de carácter. Aquí se necesita expresar muchísimo sin necesidad de esos esfuerzos físicos que cuando una tenía 20 ó 30 años, uno podía hacer maravillas con su cuerpo, pero hay roles importantísimos que necesitan de una persona con fuerza de carácter que interprete ese rol”.
“Y pasaron los años, pasaron los años, los años y los años” recuerda Hartley estirando su cabeza como separándose del cuerpo sin desprenderse de su sillón “y volví a Chile para encontrarme con el maestro Uthoff y me ofrecen en 1996 hacerme cargo del Ballet Nacional Chileno, el mismo que formó y creó el maestro Uthoff el año 1945. Es un ciclo que se arma”.
- Su trabajo en publicidad lo hicieron más conocido a nivel popular. Sus spot publicitarios tenían aceptación por la hilaridad y capacidad de interpretación de un cocinero, de un empleado de banco…
“La danza no tan sólo es la técnica la pureza de la línea, la perfección de ejecución y 5 u ocho piruetas y un salto, no, es también interpretación, están los roles, está Romeo, los roles de la Fierecilla Domada y todas las obras que hay que interpretar. Esa condición histriónica yo la tenía naturalmente. Sentía los roles, los asumía, era capaz de ser un niño bobo, era una prostituta, una vieja mala, una buena, las hermanastras de la Cenicienta. Yo podía diversificarme, ser versátil y eso me llevó a la publicidad. Así interpreté al cocinero de las chuletas San Jorge, al empleado de banco. Sin embargo a pesar de toda la interpretación de ellos la gente me identificaba en la calle como el bailarín”.
La enseñaza de la Danza en Uniacc
- Su labor como creador y director de la carrera de Danza y Coreografía en la universidad Uniacc debe tener un carácter muy distinto a la enseñanza que se realiza en otras universidades de Chile, quizás la interpretación o el carácter… ¿Qué la hace distinta?
“Este no es un conservatorio. Nuestros alumnos saben que desde un principio no vienen sólo a aprender a bailar y ser intérpretes en danza para ponerse arriba de un escenario y ejecutar una obra bien hechita… Acá vienen también a ser un persona culta y sumamente integrada. Desde el primer año los alumnos conocerán su físico a través de las clases de anatomía. Sabrán de un ligamento, un tendón, un músculo. Sabrán distinguir lo que es una disfunción, un desgarro, un esguince… Así como un músico conoce su guitarra también el bailarín debe conocer su cuerpo. También este alumno viene a aprender la historia de la danza. La sabrá apreciar y querer como el escudo nacional. Y Además lograrán un abanico amplísimo en materia de danza. En los 4 años van a tener lo básico en ballet y baile moderno para conocer el jazz, tap, danza iberoamericana, incluso, tango, flamenco y salsa. Y en las últimas etapas de su carrera tendrán conocimientos de la comedia musical, cómo se construye, qué significa, cuántas personas trabajan en ella. Y cuando salgan de aquí no sólo podrán interpretar, sino de crear una obra para la pasarela, la televisión, para el teatro o dictar una clase con el conocimiento adquirido”
No descansa y continúa sin respiro saltando de un lado al preciso "Lo que ofrece esta carrera es muy atractivo y renovado. La coreografía es un área que en otras escuelas y academias particulares prácticamente no se enseña y paradójicamente es una de las expresiones más requeridas en los cuerpos de baile. Es por donde generalmente comienzan los jóvenes intérpretes. Se hace en forma autodidacta, pero no en forma planificada, bien formulada, con bases, principios y conocimientos. Eso ya es una tremenda diferencia".
Para Hartley este es el lenguaje del cuerpo que permite expresar sentimientos, pasión y fuerza que crea y se recrea en la belleza del movimiento, desde lo clásico a lo moderno, de lo conceptual, para pasar a la vanguardia. ”Sin la Danza estaría incompleta la música, el teatro, la televisión y los espectáculos”. Sentencia rotundamente Edgardo Hartley. A su juicio, proyectar la danza y la coreografía de este modo permite abrir un espectro que en Chile no ha sido explotado, pero que es del gusto del público: los musicales y el espectáculo. "Chile está muy atrasado todavía en espectáculos de danza. Eso es algo que nosotros vamos a poder modificar con suerte en este país".
-¿Podrán ganarse la vida con la danza sus…?
”Por eso, el gran objetivo de esta carrera es preparar a los estudiantes para una trayectoria profesional como intérpretes y coreógrafos. Sus progresos serán medidos tanto por el trabajo en clases y estudios como por su participación en funciones presentadas en la universidad, con coreografías creadas por los profesores y artistas invitados. Además, los estudiantes podrán presentar coreografías originales en el marco de talleres abiertos al público”.
Edgardo Hartley, como se podría pensar, se habría levantado de su sillón y pasearse vehemente por su despacho semi ovalado para explicarnos las actividades de su docencia y de su época de bailarín, sin embargo a los ojos sólo sus brazos, sus manos, su cuello y la cabeza se han desprendido de su cuerpo.
Pero, la sensación es otra.
Sin darnos cuenta el director de la Escuela de Danza y Coreografía y ex bailarín de 62 años, voló con todo su cuerpo por los aires en “gran jetés” y “pirouettes” apasionantes, como un juglar de Dios para asegurarnos que “la danza es precisa, perfecta, que no acepta el movimiento torpe, es música que hace el cuerpo y se escucha con los ojos del alma”.
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