domingo, 14 de octubre de 2007

Con una piedra; el mejor de los estofados


Cuando los ruegos no tienen respuesta por que los Dioses se hacen los sordos o se levantaron con el pie izquierdo o bien están muy ocupados haciendo coincidir que el sol pase justo de un lado a otro la línea del Ecuador para dar comienzo a la primavera por estos caminos, existen dos lugares a las orillas del río Mapocho que consuela.

Uno al lado del otro, “por si las moscas”. Ellos lo hicieron expresamente para cuando “se les vaya una”.

La del lado izquierdo, mirando hacia el mar, está para los paladares marinos. Los pulpos aletean, los choritos se resolazan, los erizos lengüetean y los pescados se refocilan en espera del limón a la hora señalada.

La del lado derecho está llena de hortalizas y cocinerías de pucheros, guatitas y porotos, para empezar.

Los corderos, chunchules, cabezas de chancho, y longanizas esperan pacientes afirmadas de los ganchos para irse a otras cocinas.

Las hortalizas las vocean para que manduca haga su aparición y con una piedra solamente haga un estofado. Primero pone el agua hasta que hierva, sal a gusto, aceite lo justo y necesario, luego la piedra y listo.

Claro que si se le pone algo de papas o bien zapallo, mejora un tanto más… y por que no acelgas, zanahorias, ajos…verán como gana y para que decir si le lleva la posta rosada y algo de longanizas…y unas hojitas de laurel, este estofado si que funciona… ¡Ah¡ y para que la piedra se ponga más sabrosa, ¿qué mejor que unas almejitas?

Manjar de los Dioses.

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