El 10 de febrero de 2007 se inauguró un plan revolucionario para el transporte de pasajeros de la locomoción colectiva en Santiago de Chile. Todo más rápido, menos tiempo en los paraderos, más barato el pasaje. Cada pasajero paga su pasaje con una tarjeta plástica en un validador en cada locomoción. No más choferes manejando dinero, aseguraban las autoridades.
La ciudad se paralizó. Se revolucionaron los usuarios, nadie comenzó a llegar temprano. Varios fueron despedidos de sus trabajos. Todo empezó a ir más lento e indignante. Lento, muy lento se hizo todo. Más lento fueron las medidas para recomponer el revolucionario sistema. Cayó el ministro de Transporte. Un bochorno que cumple un año con medidas de parche. Algo, parece que se ha arreglado. Algo.
Una señalización precisa, con un idioma madre,
de madre el idioma.
Y no se muevan que ya viene...el 307...408...
505...¡Uf!
Sí, por allá, y no se vaya a equivocar otra vez señora!
Rajó...pasó y nadie vio nada...nadie dijo nada.
Por si las moscas...Ahí un terremoto heladito con un sanguche
de pernil para la espera, ¡ah! y el pipeño de Alfaroa.
Lleva su tiempo él. Raúl, el loquito del centro
tampoco se traga el cuento.
Los validadores validan todo. Valide usted también.
Sí, zonas pre paga. Un acomodo que parece
dio resultados. La señorita Victoria es la jefa
de este paradero concesionado en Santa Rosa
con Alameda del Libertador Bernardo O`higgins.
El coche de guagua sirve para frenar lo irrefrenable...
¿Cómo me las arreglo para no pagar?
La señorita Victoria acepta cualquier desorden
en su paradero concesionado. El desorden lo
manifiestan también al impedir que quede registro del caos.
¡LA 209 A LA PINTANA ! ...Espera que tengo sed, poh!
Uno chico y el otro grande. Tres lunares, el otro no se ve.
El bus que no para, tampoco.
Sube, sube. Bip, bip...pero sube.
Se agarra de donde se pueda. La seguridad
está ausente, el sol también.
Pasajeros del primer bus con viaje al primer mundo.
Los viajantes usuarios se han instalado en el bus que los llevará adonde ni ellos se imaginan. Más vale no decírselo, por que no lo creerán. Qué saben ellos del primer mundo. Qué saben ellos de medidas revolucionarias para viajar decentemente sentados con sus tarjetas de prepago en ristre, anda a perderla que te quedarás sin este viaje, viajante.
Ya súbete altiro por la puerta delantera, la de atrás no conchadetumadre!!
La mano, el celular, el transeúnte y el perro...
Pasa por aquí para llegar tan lejos.
¡Duérmete gil, que el viaje es eterno!
En serio..., ¿quién yo o tú?
Pasa, silenciosa, pero no te hagas la lesa,
estás en deuda, no con ella, conmigo!
Algunos ordenaditos y pulcros...pero,
pero no me agarrís pal hueveo, por que se sabe
que no es así, papitas con ají.
Sí, claro. Si todo está cerrado es inútil.
Aquí el usuario se informa y queda emborrachado.
Levántate Lázaro y anda. Y andó, no hueón..., anduvo,
bueno, anduvo hueón un tiempo y aún no se le quita.
XL, extra largo? ¿Para quién, Liliputenses?
Yo estoy afuera y nadie tiene cuidado de mí.
Sillas para todos, asientos para todos, locomoción
para el usuario, eso lo estamos implementando...,
hasta nuevo aviso.
¿Cómo está? ¿Cómo se siente? ¿Está cómoda?
¿Pagó su pasaje? O te subiste por atrás como
todos los que están haciendo fracasar el sistema.
¡A otro perro con ese hueso!
A pata suelta. Duerme, duerme mi niña que
tu mama está en el campo.
El último, el último asiento, el de los cobardes que garabatean
a mansalva. Dios nos libre confesados y las chicas se coman todo su helado.
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