jueves, 30 de abril de 2015

Aunque tarde, es temprano



Las calles se arman por la mañana muy temprano para recogerse por la noche. Se desparraman más al ritmo de los pasos humanos que al rodar de los vehículos. Todo es como si los mismos zapatos fueran dibujando las siluetas del damero céntrico. 


Es que amarradas a los pies de los primeros transeúntes se abren hasta que de otra manera no fuera posible que Yann soltara el acordeón y se fuera al piano como lo hizo a veces. Como si no existieran sin los pasos apresurados por la mañana.
Yann ahora insiste que tarantaran, tarantantan, tantam al golpe del piano que hace ritmo temprano, marca el paso como lento, como rápido lo hace Yann, y no suena más hasta decir plinpliin, planplán. La mañana está helada, me subo el cuello y enfilo a un ritmo de planplinplán y vuelta al planplán de Yann. Tuerzo raudo una esquina para tomar por ella y mirar a lo lejos como la mañana helada y nublada trata también de armar el cuadro que por la noche se desarmó.  Sabe Yann que lo escucho porque yo lo agito entre golpecitos sobre mis orejas plinplin, plinplin, plín, insiste y yo marco con los talones tan, tan, tantantán.

Me agito suave y entro en otra calle que nunca supe que efectivamente iba a pasar nuevamente por ahí, Carpentier habla de los pasos perdidos, esto no lo son, pero sí los pasos que se pierden y vuelven a encontrarse con la calle que pensé una vez después del golpe como la imagen de la calle que cae y se enfrenta con el borde de la esquina de Teatinos y el lado sur de la Moneda, esa que hace muro con esta de techo bello que no hace más que guardarme los recuerdos y pensar en esa mañana a las 7 horas silenciosa de hace 15.330 días, estática, casi helada cayó como una noche violenta de 6.205 días.

Esta mañana caminada entre Yann y yo se empieza ahora a dibujar por la parte de Zenteno donde mi padre trabajaba, ahí las órdenes de la sargento son de correcciones a los uniformados de verde en la mañana azulina, ordena y ordena, es la otra ciudad, la que está fuera y la mía que está acá, miro las órdenes y Yann sigue con plaplaplaplaplá e insiste ahora con pliplipliplí, no sé lo que es mirar esa trastienda tan sin ser bizarra para que a las dos horas más sea una gallarda. Es lunes, son las 7 de la mañana ahora y también es 27 de abril. Carabineros celebra lo que Ibañez les hizo.

Y Yann hace caso solo a lo que el sí sabe hacer, pero ni se da cuenta que lloro un poco y el estertor me avisa que ya, que ya, que ya por favor y Yann tarantaranplintarantaranplín, ni él lo sabe, pero sí lo sé yo, eso importa e ingreso a una panadería por pan caliente con granos, me los llevo rápido porque sé que Yann dejará de tocar el piano a los 48 minutos justo y me detendré en la entrada del taller para volver a llenarme solo del sabor femenino de Mónica, que ahora es lágrima.

https://www.youtube.com/watch?v=omhHQ2mVWXU